Francisco Javier Almeida, presunto homicida de Álex en Lardero, ya se encuentra en la cárcel de Segovia

El presunto asesino del niño de 9 años de Lardero (La Rioja), Francisco Javier Almeida, deberá guardar una cuarentena de entre 5 y 10 días como consecuencia del protocolo Covid, en el centro penitenciario de Segovia, a donde ha sido trasladado este jueves desde la prisión de Logroño.

Pasadas las 16.20, un furgón de la Guardia Civil que había salido hacia las 13.15 de la prisión de Logroño ha llegado a las instalaciones del Centro Penitenciario de Torredondo, un barrio incorporado de la ciudad de Segovia.

Además, la elección de Segovia puede obedecer a la relativa cercanía con Logroño, la ciudad donde se celebrará el juicio contra Francisco Javier Almeida, además de que es una prisión pequeña, ya que tiene seis módulos frente a los 14 o 16 que tienen las prisiones "tipo".

La cárcel de Segovia es solo de hombres y desde CSIF lamentan que "como el resto de las prisiones de España" hay un déficit de medios materiales y humanos, ya que hay unas 70 plazas de funcionarios sin cubrir.

Francisco Javier Almeida dormirá en la prisión de Segovia. El traslado previsto para primera hora se ha realizado a mediodía y ha llegado, en un furgón de la Guardia Civil, sobre las cuatro y media de la tarde.

Francisco Javier Almeida, el presunto asesino de Álex, de 9 años, ha abandonado este jueves la cárcel de Logroño, donde estaba ingresado desde el pasado 28 de octubre, con destino la prisión de Torredondo, en Segovia.

El recluso, que se encontraba en libertad condicional desde abril del año pasado hasta que ingresó de nuevo en prisión este domingo, deja ahora el centro penitenciario de La Rioja por razones de seguridad, tras la escalada de tensión que desencadenó el suceso ocurrido ahora hace una semana. Tratan de evitar así posibles conflictos con otros presos en la prisión logroñesa, sobre todo, si se tiene en cuenta que los reos con este tipo de delitos a sus espaldas pueden ser objeto de las agresiones de otros internos, con condenas largas, que, como comentan fuentes penitenciarias, «poco tienen que perder».